Un año mas Ávila celebró su festival internacional de circo de Castilla y León. Y con éste ya van cinco.
Si pensamos en nuestra infancia, la idea que teníamos del circo ( Animales obligados a hacer piruetas imposibles, payasos que se daban trompazos, carpas gigantes..) no tiene nada que ver con lo que Ávila nos ofreció un año mas en su ya famoso festival de circo. La cita fue del 5 al 10 de septiembre. Las calles de Ávila se llenaron de espectáculos y aplausos y es que acróbatas, payasos, títeres, músicos y malabares fueron ocupando las calles de esta preciosa ciudad, puesto que la mayoría de las funciones se representaban en las calles y plazas . Un año mas las calles de la ciudad tomaron vida.
32 compañías fueron las participantes. 20 de ellas extranjeras y el resto nacionales. Compañías que llegaban de España, Francia, Alemania, Bélgica, Holanda, Italia, … La mayoría de las compañías vienen de Francia, en donde hay una gran tradición de ir al circo y una amplia variedad de escuelas donde estudiar esta especialidad. En España la financiación para esta disciplina es menor que en otros países, como es en el caso de Francia donde el circo tiene una gran tradición.
Me parece magnifica la idea de mezclar un escenario clásico como es Ávila, con espectáculos vanguardistas tan contemporáneos como es esta idea del circo.
Es dificil escoger entre las actuaciones, todas de gran calidad profesional. Pero sí me gustaría destacar algunas que me parecieron sencillamente fascinantes:
El sábado por la mañana pudimos ver dos espectáculos. El primero fue una acrobacia malabar, «Léffet escargot» de la compañia Cie Kadavresky. Malabarismos, acrobacias y piruetas imposibles sobre unos skies de montaña… Todo un juego de equilibrio con el fin de llevarse risas y aplausos.
El otro espectáculo que vimos por la mañana fue una acrobacia musical, de la compañía Cie Avis de Tempête, quienes estrenaban su espectáculo «Comme un vertige». Sobre una gran estructura metálica, una mujer y un hombre se deslizan al vacío realizando acrobacias al son de una música tocada en directo sobre la misma estructura donde los acróbatas realizan sus piruetas.
Al final de su actuación «vendieron» su preciado cartel. El precio… lo que cada uno considerase que era su valor. Casi todos los que vimos su espectáculo nos hicimos con uno.
Por la tarde decidimos ver a Les Zygomates, con su divertidísimo espectáculo «Fanfare poétique cloenesque». Un pasacalles de alegres clowns que al son de sus instrumentos musicales encandilan a todo el público para que les sigan. Y eso precisamente fue lo que hicimos, seguirles por las calles de Ávila, a lo flautista de Hamelin. Cualquier cosa que se cruzaba en su camino, desde un contenedor de basura hasta un espectador despistado o un tuk-tuk que pasaba cargado de turistas por allí era motivo de ocurrentes improvisaciones y graciosas coreografías. Me pareció fantástico que el público formásemos parte de su espectáculo. Nos hicieron bailar en parejas, correr en algunas ocasiones para que no nos dieran esquinazo, e incluso tuvimos un improvisado espectador que se ofreció a meterse dentro de un contenedor a petición de Les Zygomates. Sin duda fue uno de los espectáculos mas divertidos que nos hizo reír muchísimo tanto a niños como a adultos.
Ya iba anocheciendo y las murallas de Ávila se fueron iluminando, justo cuando comenzaba a actuar la compañía La Folle Allure, con su espectáculo «La folle allure», en el programa venía descrito como «acrobacia poética. Las técnicas circenses al servicio de la poesía de los sentimientos» y cuando ves el espectáculo te das cuenta de por qué. Acróbatas, bicicletas, piruetas que parecen imposibles… y como escenario Ávila anocheciendo.
Y con este último espectáculo dimos por finalizado nuestro día de circo en Ávila. Nos quedamos con ganas de mucho mas, así que al año que viene repetiremos, pero el fin de semana completo, que merece y mucho la pena.
Queremos que todas las calles de nuestras ciudades patrimonio tomen nota de iniciativas tan brillantes como esta.